A las personas no nos gusta equivocarnos y en la mayoría de los casos es mejor evitarlo. Pero los errores son bendiciones para el aprendizaje y la creatividad.
Quizás esa es la base sobre la cual el profesor Richard Feynman nos hace esta invitación: “hay que demostrar nuestras equivocaciones lo más rápido posible; es la única manera de avanzar”.
El miedo a fallar es uno de los obstáculos más importantes que tiene toda persona cuando está en la fase inicial de un proyecto de emprendimiento.
También ocurre en otras áreas del trabajo profesional. Es algo normal y en muchos casos es una expresión de la responsabilidad que tiene una persona.
El siguiente video es un buen ejemplo del poder que proporciona tener una meta bien definida:
La pandemia nos ha llevado a tener que estudiar a distancia, pero el aprendizaje eficaz requiere de habilidades no tan obvias para muchos.
Estudiar a distancia tiene indudables ventajas. Pero para aprender de verdad hace falta mucha más organización y disciplina por parte del adulto.
Estudiar y aprender a distancia, producto de la cuarentena, requiere más esfuerzo, atención, y organización personal que en un salón de clases.
La incertidumbre de la pandemia nos afecta emocionalmente y eso incide en nuestra concentración para asimilar ideas.
El sesgo del sobreviviente es un tipo de razonamiento que se enfoca en las cosas o las personas que superan un proceso de selección, dejando afuera aquellas que no lo hacen.
Este sesgo consiste en una manera de ver y analizar un fenómeno, una situación o un reto, que puede conllevar a conclusiones y decisiones superficiales o erróneas.
Aprender de gerencia de adversidades nos permite ver y encontrar oportunidades de acción que nos favorecen frente a dificultades que parecen insuperables.
Y para aprender a ver esas oportunidades es necesario entrenar nuestra mente a pasar de hábitos de respuestas reactivas a respuestas con estrategia.
“Llueve y escampa” es un refrán que nos recuerda que las crisis como la generada por la pandemia pasan.
Pero los cambios de hábitos que nos ha impuesto el confinamiento y sus consecuencias, tienen un impacto que no es fácil ver para muchos.
El análisis costo-beneficio es una técnica de evaluación de proyectos. Su propósito es determinar la mejor opción para lograr un beneficio, con ahorros en el proceso.
También podemos decir que el análisis costo-beneficio es una manera de razonar para evaluar soluciones, que facilita ver cómo obtener el mejor resultado (eficacia) con el menor esfuerzo (eficiencia).
Mantener el cerebro ágil y flexible para aprender con más eficacia no solo es un reto y una necesidad para los adultos. También es factible.
“Cuando el cerebro es joven y aún no está completamente formado tiene mucha flexibilidad y plasticidad, lo que explica por qué los niños aprenden tan rápido”, dice Deborah Ancona, profesora de administración y estudios organizacionales en el MIT.