Evita el ego inflado y fortalece tu inteligencia emocional

Aunque el ego es útil para cuidarnos, protegernos y progresar, el ego inflado no.

Que no se nos desborde el ego es uno de los retos más interesantes para desarrollar y fortalecer nuestra inteligencia emocional.

Lograr controlarlo nos proporciona seguridad, auto confianza, paz, bienestar y calidad de vida.

Para controlar el ego y evitar que se infle demasiado, practica estos ejercicios:

1) Decide no sentirte ofendido con lo que dice alguien

Quien busca ofender intenta tomar control sobre tus emociones. Pero tú tienes el poder de decidir lo contrario y no darle el gusto.

Si decides no ofenderte, sus palabras no te afectarán de ningún modo y te será más fácil conseguirle aprendizajes a la situación.

2) Escápate del impulso de querer ganar siempre en cualquier situación de competencia

Esfuérzate y da lo mejor de ti, pero no lo hagas para derrotar a alguien. Eso te liberará de la presión emocional de tener que “ser invencible”.

Competir contigo mismo te hace mejor persona y no “el mejor”. Es una perspectiva mucho más saludable sobre la importancia de esforzarnos.

3) Deja de luchar por tener la razón todo el tiempo

No necesitas rivalizar con otros para exponer tus razones. Eso no le da mas fuerza a tus argumentos.

Recuerda que el ego inflado de muchos que se quedan sin argumentos, les impide reconocerlo y lucharán arduamente para justificarse antes de ceder.

Tratar de doblegarlos los incitará a defenderse más, a veces con agresividad, y solo tendrás un desgaste emocional enorme e improductivo.

4) Libérate de la presión por demostrar que eres superior

Si eres honesto y no perjudicas a nadie, lo que digan los demás sobre ti no debe mortificarte.

En muchos casos, querer transmitir superioridad es una evidencia de carencias afectivas e inseguridad emocional.

La energía superficial de la arrogancia tampoco te hace mejor o “superior”.

El principal reto de mejorar es con uno mismo y no con los demás. La comparación con otros nos hace descarrilarnos de nuestro camino.

5) Resiste el afán por las posesiones materiales para alardear de lo que tienes

Jactarse de lo que se posee no es autoestima, sino vanidad. La sociedad de consumo no nos enseña eso, sino lo contrario.

Vanagloriarse frente a los demás de las posesiones materiales es una demostración del control del ego inflado sobre nosotros.

No se trata de “demonizar” el ego, pero el ego inflado es otra cosa

En latín, ego significa “yo” y es un asunto mucho más complejo de lo que busco abordar. Pero podemos decir que el ego es un mecanismo mental que tiene su razón de ser.

Sigmund Freud concebía el ego como la instancia psíquica en la cual una persona reconoce su “yo”, como esencia de su identidad individual.

Por su parte, Carl Jung dice que en la primera parte de nuestra vida desarrollamos un ego fuerte para sobrevivir al mundo exterior.

En términos prácticos, el ego nos ayuda a buscar formas de preservar nuestra auto imagen.

La cuestión es que el ego inflado tiene un efecto negativo en las relaciones con otros, porque implica que uno tiene un exceso de valoración de sí mismo por encima de los demás.

Entonces, el ego se vuelve sinónimo de inmodestia, arrogancia, presunción o soberbia, conductas que generan barreras para tener una comunicación efectiva.

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