La reflexión compartida es un método de aprendizaje efectivo
La reflexión compartida siempre ha sido un método de aprendizaje efectivo, bien sea que la hagamos en familia, con amigos o en el trabajo.
La reflexión compartida siempre ha sido un método de aprendizaje efectivo, bien sea que la hagamos en familia, con amigos o en el trabajo.
No subestimes el poder de los pequeños pasos para lograr tus objetivos. Es fácil decirlo, pero no es una idea reconfortante si estamos apurados con los resultados.
Uno de los “combustibles” más importantes del aprendizaje eficaz es la curiosidad. Es una energía muy potente para profundizar o ampliar el conocimiento.
Aprovechar su potencial implica comprender las diferencias con lo que podemos llamar “curiosidad común”.
Esta carpa en forma de gota demuestra las oportunidades que aparecen cuando cambiamos la manera de ver un reto y sus posibles soluciones.
Todos comenzamos proyectos con un entusiasmo inicial singular. Así son las resoluciones de año nuevo. Pero la perseverancia y la resistencia para mantener un proyecto no es lo más común. Quizás la euforia del principio nos hace olvidar que el esfuerzo vale más.
El miedo a fallar es uno de los obstáculos más importantes que tiene toda persona cuando está en la fase inicial de un proyecto de emprendimiento.
También ocurre en otras áreas del trabajo profesional. Es algo normal y en muchos casos es una expresión de la responsabilidad que tiene una persona.
El siguiente video es un buen ejemplo del poder que proporciona tener una meta bien definida:
El futuro es una de las cosas en las que más necesitamos pensar en situaciones de adversidad, porque puede ayudarnos transformar las angustias del presente.
Pensar en el futuro es una de las tareas más importantes que necesitamos aprender, puesto que ahí pasaremos el resto de nuestras vidas.
La pandemia nos ha llevado a tener que estudiar a distancia, pero el aprendizaje eficaz requiere de habilidades no tan obvias para muchos.
Estudiar a distancia tiene indudables ventajas. Pero para aprender de verdad hace falta mucha más organización y disciplina por parte del adulto.
Estudiar y aprender a distancia, producto de la cuarentena, requiere más esfuerzo, atención, y organización personal que en un salón de clases.
La incertidumbre de la pandemia nos afecta emocionalmente y eso incide en nuestra concentración para asimilar ideas.