Aprender a cambiar es una tendencia ineludible
En un mundo tan cambiante, aprender a cambiar es una necesidad constante y las formas tradicionales de aprendizaje son insuficientes y poco efectivas.
El verdadero aprendizaje está determinado más por el proceso que por el resultado. Por eso, cuando de verdad aprendemos algo nuestra forma de ver y actuar cambia. Pero los cambios de este tipo no ocurren a la velocidad de leer un tuit.
En otras palabras, el aprendizaje no es un botón que nos permite pasar de un estado a otro en un instante.
La forma en que aprendemos hace una gran diferencia en la efectividad del proceso. Por la tanto, la manera de aprender es una competencia profesional vital (que podemos desarrollar).
El proceso tradicional de aprendizaje no nos ayuda
Ciertos hábitos de aprendizaje que adquirimos en el sistema educativo tradicional no suelen ser muy efectivos porque ponen énfasis en las pruebas de conocimiento y las calificaciones. Así, el valor del proceso queda relegado a un segundo plano.
Aunque en las últimas décadas se han estado haciendo algunas mejoras en el modelo educativo, para darle más importancia al proceso, el protagonismo del aprendiz sigue estando muy resentido.
En consecuencia, a muchos nos queda la sensación de que no somos buenos para ciertas materias, o que el profesor no tiene suficientes recursos didácticos.
Estos sentimientos nos alejan del inmenso potencial que tenemos para asimilar lo que sea, independientemente de las dificultades del entorno.
Si en el aprendizaje ponemos énfasis en el proceso, desarrollaremos la musculatura de la iniciativa, de la responsabilidad y de la proactividad para buscar el conocimiento donde quiera que esté.
Con este enfoque, los obstáculos en este camino de crecimiento personal no nos frenan, porque cada milímetro de nuestro esfuerzo se orienta a darle utilidad práctica al conocimiento.
Aprender a cambiar es una habilidad vital en el mundo de hoy
No sólo enfrentamos cambios constantes diariamente. También son muy rápidos y en casi todas las áreas. La velocidad de los cambios es tal que cada día es más difícil hacerse experto en alguna materia.
Además, cuando somos adultos tenemos que atender el trabajo y la familia. Situaciones que nos hacen sentir que el tiempo que disponemos para aprender es muy limitado.
Así pues, la habilidad de aprender tiene un impacto muy alto en la calidad de vida. Las oportunidades se muestran mejor para quienes saben cómo ampliar continuamente sus conocimientos y su flexibilidad mental para adaptarse a los cambios del entorno.
Aprender a manejar nuestros paradigmas
Por una parte, aprender a cambiar significa que quien tiene más capacidad de cambio, siempre tiene más oportunidades en el trabajo y la vida en general.
La flexibilidad mental amplía la visión de las cosas. Permite percibir las posibilidades y el potencial donde el pensamiento rígido no las ve.
Necesitamos desafiarnos permanentemente en función de expandir nuestras áreas de aprendizaje y vencer la tendencia humana a repetir acciones que funcionaron en el pasado.
La zona de confort nos acostumbra a responder mecánicamente con patrones de conducta heredados por la fuerza de la rutina. Pero si esos patrones nos alejen de los resultados deseados, ¿qué debemos hacer?…
Albert Einstein nos advirtió: «no pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo.”
Consideraciones a tener en cuenta para aprender a cambiar
1. Aprender no es memorizar y saber las cosas al caletre. La raíz del aprendizaje tiene que ver con la comprensión de lo que queremos aprender. Por eso necesitamos aprender a estudiar para aprender y no para aprobar una prueba.
2. Aprender es cultivar la curiosidad por comprender el mundo que nos rodea. Esta es una de las formas más efectivas de entrenar nuestro cerebro para que siempre esté más dispuesto a adaptarse a los cambios del entorno.
3. Con el sistema educativo tradicional aprendimos a estudiar por obligación. Pero lo que más propicia el aprendizaje es el disfrute de estudiar y el gusto en sí por aprender. El aprendizaje obligado no produce resultados óptimos ni dura mucho.
4. El aprendizaje depende del significado y la utilidad que le damos a un conocimiento determinado. Ese significado y esa utilidad depende de nuestra voluntad y decisión. Es algo que debemos buscar y determinar nosotros mismos.
5. El proceso de aprendizaje es individual, debido a que cada quién le da al conocimiento su propio significado, beneficio y utilidad. Para que un equipo aprenda lo mismo se necesita un esfuerzo especial para construir significados y beneficios compartidos.
6. El conocimiento es una información estructurada en la mente, que solo se transforma en aprendizaje si nos interesa utilizarla para actuar. Es decir, la acción es lo que convierte el conocimiento en aprendizaje. Sin interés, no pondremos en práctica el conocimiento ni lograremos un aprendizaje real.
7. El aprendizaje verdadero requiere de esfuerzo mental para encontrar sentido a una información determinada y fuerza de voluntad para usar esa información y practicarla, aunque al principio del proceso nos resulte incómodo.
8. Lo que se aprende y no se practica con regularidad, se olvida. Por eso el aprendizaje requiere de momentos para refrescar conocimientos, y esto implica desarrollar el hábito de estudiar de manera constante.
9. A la hora de estudiar para aprender, pedir ayuda a otras personas suele ser mucho más efectivo que hacerlo solo. Tener la humildad de buscar ayuda para aprender mejora sustancialmente nuestra disposición mental para asimilar nuevos conocimientos.
10. El proceso más acelerado de aprendizaje ocurre cuando enseñamos a otras personas. Lograr que otros nos entiendan implica más comprensión y dominio del conocimiento que buscamos transmitir. Así que procesarlo una y otra vez para poder enseñarlo nos hace aprender más.
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Aprender a aprender es la mejor habilidad que podemos desarrollar ya que nos lleva a comprender que queremos aprender. ¿Y cómo? Llevándonos a que todo aprendizaje requiere de esfuerzo, hábitos y constante practica para que no se olvide.
Aprender a aprender es quizás la habilidad profesional más importante del presente y el futuro, porque es la ventaja competitiva personal de mayor valor.
El aprendizaje tradicional le da más importancia a los efectos (el resultado) que a las causas (el proceso). Pero el verdadero protagonista es el aprendiz, quien tiene la posibilidad de crecer como persona al darle utilidad práctica al conocimiento adquiere. El aprendizaje se traduce en un esfuerzo constante de manera individual, que conlleva superar retos permanentemente en función de expandir mayores oportunidades y salir de nuestra zona de confort.
Justamente, Mauricio, creo que el principal reto es que uno, como aprendiz, debe asumir el reto de ser el protagonista del aprendizaje. Es una responsabilidad que descansa en uno. Asumirlo en la práctica nos libera del peso.
Aprender a aprender es lo que nos brinda la oportunidad de ser competitivos. Hay que disfrutar del proceso de aprender. Nos acostumbraron a que hay que pasar de año y graduarse. Pero la vida nos demuestra que hay que disfrutar el aprendizaje, y no solo el pasar por pasar de año.
Me gusta mucho que asocies el aprendizaje a la competitividad, Cristina. Es muy oportuno el comentario. Gracias y saludos.
Disfrutar estudiar marca la diferencia en el aprendizaje real. Estudiar «por las malas» no lo facilita. Es un asunto de paradigmas y de hábitos. Ambos los podemos modificar.
El verdadero aprendizaje surge desde la conciencia, la humildad y la madurez. Donde se tiene la capacidad de comprender que de todo se puede aprender, hasta de lo que parece malo. Todo es circunstancial y surte en nosotros el efecto que queremos. De acuerdo al enfoque que le demos. El cerebro está acostumbrado a resultados inmediatos, donde no le damos valor a los procesos y a todo lo que suma en ese camino. Sin importar si el resultado no es el que queremos, aprender es tener la capacidad de convertir la adversidad en oportunidad.
La flexibilidad mental amplía la visión de las cosas, nos cambia la forma de mirar el mundo, nos permite percibir soluciones diferentes y se abren nuevas posibilidades. Nos deja ver un potencial que antes no veíamos posible por tener un pensamiento rígido. Aprender tiene que ver con la comprensión de lo que aprendemos. Es entrenar nuestro cerebro para que siempre esté dispuesto a adaptarse a los cambios. Es practicar el hábito de comprender el mundo que nos rodea. Surge del disfrute y el gusto. El aprendizaje se hace significativo dependiendo de la utilidad y valor que le demos al conocimiento. Este significado se relaciona con la voluntad y la decisión de generar cambios en nuestros hábitos. El proceso de aprendizaje es individual; cada quien le da significado, beneficio y utilidad de acuerdo a la forma que se use lo que se aprende. La acción es lo que convierte el conocimiento en aprendizaje; ponerlo en práctica es lo que consolida eso que aprendimos y lo hace real. Al principio puede resultar incómodo ya que requiere de un esfuerzo mental para darle sentido a lo que recibimos de información y además es necesaria la fuerza de voluntad para usar la información y practicarla. Implica estudiar de forma constante lo que se aprende, ya que lo que no se practica se olvida. Aprender con la ayuda de otra persona lo hace más efectivo, porque mejora nuestra disposición mental para asimilar conocimientos. El proceso de aprendizaje se acelera cuando enseñamos a otros. Si logras que te entiendan, te dará más dominio del conocimiento obtenido y cada vez que lo enseñes afianzarás más lo aprendido.
Creo que aprender a aprender es la habilidad más importante que necesitamos ampliar para tener mejores oportunidades en el presente y el futuro.
Creo entender de este articulo que el aprendizaje es algo personal que requiere estudio y practica continuos. Es interesante ver que los resultados serán mejores en la medida que aprendamos algo que nos guste, motive y de sentido a lo que queremos lograr. Eso si, pienso que debemos tener perseverancia y a la vez paciencia con nosotros mismos para entender que el verdadero aprendizaje es un proceso que lleva tiempo madurar.
Disfrutar el estudio y la práctica acelera el proceso de aprendizaje y es algo que también podemos aprender.
«Aprender a aprender» es una maravillosa oportunidad para afrontar los cambios y retos que se nos presentan en el transcurso de nuestra vida profesional y personal. Nos brinda la posibilidad de reinventarnos constantemente y ser personas mas plenas y exitosas. Muchas gracias Juan Carlos, no tiene desperdicio.
Me alegra que te guste la metodología que sugiero, Rebeca. Gracias por comentarlo. Saludos.
Sin humildad y madurez es mucho más difícil aprender. Gracias por comentar, Franci.