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Competencias emocionales para la vida laboral y privada

Competencias Emocionales Para La Vida Laboral Y Privada

¿Podemos aprender competencias emocionales? Atrás quedaron los tiempos del “prohibido llorar”, “si no aguantas eres débil” y del “tienes que ser positivo”. La neurociencia ha validado la gran importancia de la gestión de las emociones en todos los planos de la vida.

El universo emocional de las personas, tanto en su vida privada como en el trabajo, tiene el protagonismo.

En la actualidad se sabe que el éxito de una persona no depende exclusivamente de sus conocimientos. También es clave cómo maneja lo que siente, cómo lo interpreta, lo resignifica y lo expresa en su realidad cotidiana.

Cuando se habla del desarrollo del talento, las habilidades de una persona para desenvolverse en el mundo profesional se llaman “competencias” (concepto que igualmente podemos utilizar en la vida personal).

En el caso de las emociones

Las competencias emocionales están formadas por:

1. Nuestro desarrollo cognitivo (lo que sabemos sobre una materia, nuestra manera de pensar);

2. Nuestro desarrollo conductual (lo que hacemos en concreto, el cómo actuamos); y

3. Nuestro desarrollo emocional (lo que sentimos en nuestro interior).

Según el psicólogo norteamericano Daniel Goleman, en la intersección central de esas competencias está la Inteligencia Emocional (I.E.), la cual combina la gerencia efectiva de las tres habilidades.

Competencias clave en comunicación efectiva

Los adultos podemos (y necesitamos) aprender sobre la gestión de sus emociones, porque es una competencia clave en el mundo laboral actual relacionada estrechamente con la efectividad de nuestras comunicaciones.

Las empresas buscan personas que combinen sus conocimientos técnicos en una materia determinada con la inteligencia emocional necesaria para relacionarse productivamente con los clientes externos e internos.

En la práctica, la inteligencia emocional en el trabajo (y en la vida privada) se traduce en:

1. Cómo manejamos nuestras emociones para interpretar nuestro entorno y las emociones de los clientes.

2. Cómo nos comunicamos de manera efectiva con esos clientes, utilizando inteligentemente nuestras emociones y las suyas.

Las competencias emocionales en términos prácticos

Una persona que en su trabajo pasa la mayor parte del tiempo expresando enojo, decepción, frustración, y tensión, con seguridad tendrá más dificultades para comunicarse y relacionarse positivamente con otras personas.

Ahora bien, quien tiene una postura optimista, servicial, cooperativa y comprometida con el aprendizaje y el mejoramiento continuo, trabajará con más fluidez, productividad y plenitud.

La mejor noticia es que todas esas competencias pueden adquirirse y desarrollarse mientras vamos educando nuestras emociones.

¿Cómo educar las emociones? Aprendiendo a identificarlas y diferenciar las positivas de las negativas, comprendiendo su origen, controlándolas, y utilizándolas para comunicarnos y relacionarnos mejor con los demás.

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Esta entrada tiene 3 comentarios
  1. Buena reflexion sobre las emociones . Muy interesante darse cuenta que el IE resulta de una combinación del conocimiento, el actuar y el desarrollo emocional.

  2. Gracias a ti, Jackeline, por tomar el tiempo para leer y comentar esta publicación. Me encanta que veas que «esa es la clave». Afortunadamente, la inteligencia emocional es una habilidad que siempre podemos aprender y fortalecer.

  3. Esa es la clave: inteligencia emocional. Mientras más descubramos de qué va y qué la conforma podemos afrontar y resolver adversidades. Excelente gráfica y mucho mejor la explicación. Gracias, Juan Carlos.

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